Por Erica Layer
A principios de 2020, cuando el COVID-19 surgió como una pandemia mundial y una crisis urgente de salud pública, los países de todo el mundo se apresuraron a desarrollar una respuesta rápida y eficaz para limitar la introducción del COVID-19 a través de sus fronteras y frenar la propagación de la transmisión comunitaria.
En los países de ingresos bajos y medianos, quedó claro que los sistemas manuales no serían suficientes, ya que rápidamente se veían abrumados y no podían respaldar la prestación eficiente de servicios ni proporcionar datos significativos en tiempo real con la suficiente rapidez como para permitir a los gobiernos adaptar sus respuestas.
Respuesta Digital a COVID-19
Desde el principio, los gobiernos, donantes y ONG se apresuraron a identificar, desarrollar e introducir soluciones digitales para respaldar este esfuerzo. Surgieron patrones similares entre varios países que trabajan para introducir herramientas digitales para este mismo propósito; sin embargo:
- Los gobiernos a menudo se veían abrumados por la cantidad de soluciones disponibles,
- Los socios no siempre se coordinaron con la respuesta del gobierno,
- Los países no tenían una cuadrialla de trabajadores de la salud habilitados digitalmente ya desplegados para «comenzar de inmediato».
A medida que pasaban los meses y la COVID-19 se extendía a todos los rincones del mundo, la comprensión de la necesidad de la salud digital como parte integral de los sistemas de salud se amplificó dramáticamente. Incluso antes del inicio de esta pandemia, la salud digital ha estado transformando la atención médica:
- Fortalecer la capacidad de los trabajadores de la salud de primera línea para brindar atención de clase mundial,
- Conectar y motivar a las personas y a los actores del sistema de salud,
- Empoderar a los gobiernos con datos granulares y en tiempo real que se pueden utilizar para guiar una planificación y acciones más precisas y oportunas en función de las necesidades de poblaciones específicas.
Hay pocas dudas de que la tecnología digital puede y debe desempeñar un papel integral en los sistemas de salud en los años venideros, y existe un creciente consenso sobre la necesidad de ayudar a los gobiernos a aprovechar la tecnología que poseerán y mantendrán en el futuro.
3 Lecciones Aprendidas en la Implementación de Sistemas de Salud Responsivos.
Al reflexionar sobre el impulso para utilizar la salud digital para respaldar la respuesta digital a COVID-19 actual, y también para posicionar los sistemas nacionales de salud para que sean resilientes y respondan a las amenazas futuras, en D-Tree hemos aprendido tres lecciones clave.
Si bien estos se relacionan con las formas en que los sistemas de salud pueden respaldar una pandemia de manera rápida y efectiva, también brindan información más amplia relacionada con el campo de la salud digital.
Lección 1: No existe una solución única para todos.
A principios de este año, la Organización Mundial de la Salud publicó una base de datos de soluciones digitales desarrolladas en un esfuerzo por respaldar las respuestas optimizadas a COVID-19. Estas soluciones iban desde aplicaciones de rastreo de contactos hasta herramientas de vigilancia y plataformas de aprendizaje a distancia. La lista contenía más de 100 soluciones. Al mismo tiempo, muchos donantes estaban invirtiendo en empresas de tecnología para crear herramientas listas para usar que pudieran proporcionar una solución llave en mano a gobiernos e implementadores de todo el mundo.
Es imperativo que los gobiernos, y cualquier organización que trabaje con ellos, evalúen múltiples soluciones potenciales para determinar cuál podría ser la más apropiada para el contexto local. Incluso entonces, esas soluciones pueden proporcionar buenas bases desde las que empezar, pero probablemente requieran un desarrollo y una modificación adicionales importantes. Después de todo, la estructura de los sistemas de salud, los cuadros y las responsabilidades de los trabajadores de la salud y los flujos de información difieren en cada lugar.
Y si bien las soluciones ofrecidas por las empresas de tecnología proporcionan una base importante y significativa desde la que comenzar, se requiere una mayor inversión para contextualizar cualquier sistema digital para el contexto local. Esta es una verdad incómoda, ya que hay menos fondos disponibles para adaptar estos sistemas para que funcionen dentro de cada entorno.
Conclusión clave: Reconocer la necesidad de adaptar los sistemas digitales al contexto local, y la existencia de fondos disponibles para respaldar estos procesos.
Lección 2: Los trabajadores sanitarios existentes y la infraestructura digital son fundamentales.
Equipar a los trabajadores de la salud con herramientas digitales en teléfonos inteligentes puede ser sumamente beneficioso en muchos contextos, y la pandemia de COVID-19 no es una excepción. Estas aplicaciones móviles pueden contener interfaces fáciles de usar para guiar al trabajador de la salud a través de un protocolo, automatizar los horarios de visitas de seguimiento y garantizar que se recopilen los datos correctos en el momento adecuado.
Una vez que estos datos están sincronizados, los gerentes de salud tienen acceso a datos casi en tiempo real para monitorear las tendencias y tomar decisiones rápidas para respaldar aún más la respuesta al brote. Si se implementa a escala nacional, esto puede potencialmente transformar la capacidad de un país para responder y gestionar un brote de enfermedad con sistemas coordinados y receptivos.
Sin embargo, a medida que se extendió COVID-19 y trabajamos para apoyar a los Ministerios de Salud en varios países, muchos gobiernos se enfrentaron a desafíos similares al implementar este tipo de respuesta coordinada. Si bien los gobiernos estaban ansiosos por introducir soluciones digitales para los trabajadores de salud de primera línea, enfrentaron múltiples barreras debido a inconsistencias en cómo la fuerza laboral nacional existente estaba equipada y capacitada en herramientas digitales:
- Acceso a teléfonos inteligentes. Los teléfonos inteligentes admiten una gama de funciones mucho más amplia que un teléfono de funciones básicas y, por lo tanto, serían ideales para la complejidad de la respuesta COVID, pero la mayoría de los trabajadores de la salud no tienen acceso a estos dispositivos. Esta falta de acceso se hace cada vez más complicada en el contexto de una pandemia, cuando es difícil justificar la compra de teléfonos inteligentes para soportar solo la respuesta COVID, y más difícil aún adquirirlos.
- Formación presencial. De los trabajadores de la salud con acceso a teléfonos inteligentes, algunos pueden tener una alfabetización digital general baja y la mayoría probablemente no estén familiarizados con la plataforma digital específica. Por lo tanto, la introducción de una nueva herramienta digital requeriría una amplia capacitación en persona para que los trabajadores de la salud dominen el uso del teléfono inteligente, se vuelvan expertos en el uso de la aplicación móvil y empleen de manera responsable las mejores prácticas para la privacidad y confidencialidad de los datos.
- Varias plataformas. En muchos países, las herramientas digitales de salud se implementan como parte de proyectos impulsados por donantes dirigidos por ONG; y, en muchos casos, es posible que se estén ejecutando varios proyectos en un país determinado a la vez. Por lo tanto, incluso si los trabajadores de salud existentes tienen acceso a teléfonos inteligentes y ya son competentes en el uso de herramientas digitales, el hecho de que estén utilizando diferentes herramientas digitales en todo el país dificulta que el gobierno implemente una herramienta de respuesta COVID estandarizada sin capacitación adicional en persona.
En contextos donde no existe una infraestructura estandarizada, la implementación rápida de herramientas digitales al inicio de una crisis de salud pública como COVID-19 es un desafío inmenso. En contraste, un país que ya cuenta con un cuadro de trabajadores de la salud de primera línea totalmente habilitado digitalmente, que trabaja desde una plataforma digital estandarizada, puede integrar rápida y fácilmente nueva información en ese marco.
Un trabajador de la salud puede recibir una actualización remota de la aplicación existente, por ejemplo, que contiene un módulo COVID adaptado al contexto local. La capacitación para este módulo se vuelve mucho más ágil y eficiente, ya que los trabajadores de la salud solo necesitan aprender el nuevo contenido de COVID-19 e integrarlo en sus flujos de trabajo existentes.
Conclusión clave: Trabajar para acelerar el desarrollo y la ampliación de los sistemas de salud digitales nacionales para los trabajadores de la salud de primera línea que brindan servicios de salud esenciales.
Lección 3: Las soluciones tecnológicas independientes fallarán
Existe un gran impulso para encontrar las mejores soluciones tecnológicas para respaldar la respuesta a COVID-19. Esto es comprensible, dado el gran potencial que ofrece la tecnología. Sin embargo, las lecciones de los programas de salud digital a nivel mundial muestran que la simple introducción de una aplicación móvil, sin importar lo poderosa que sea, no conducirá a una mejor salud.
Los programas de salud digital pueden alcanzar su máximo potencial solo si están plenamente integrados en un sistema de salud más amplio; el gobierno demuestra un fuerte compromiso político para implementar una herramienta digital; se establecen sólidos procesos de creación de capacidad; y existe la aceptación de todas las partes interesadas que son responsables de hacer que el sistema funcione, incluidos los trabajadores de salud de primera línea, los supervisores, los equipos de salud de distrito y los ministerios de salud nacionales.
Una vez que se desarrolla una solución digital, la clave para una prestación de servicios eficaz es una supervisión sólida y de apoyo. En el contexto de un brote de enfermedad como COVID-19, por ejemplo, las aplicaciones móviles incluidas en un programa de salud digital que apoya a los trabajadores de salud de primera línea pueden incluir rastreo de contactos, vigilancia de brotes o educación de extensión y prevención.
Es fundamental que los supervisores locales desempeñen un papel activo en el seguimiento y el apoyo de los usuarios para que dichos programas sean eficaces, pero la supervisión no se detiene en el nivel comunitario. Los equipos de salud del distrito deben utilizar los datos capturados dentro del sistema para adaptar los planes de respuesta a enfermedades, canalizar los recursos a las áreas que más lo necesitan y monitorear los cambios en las tendencias de las enfermedades. Los ministerios de salud nacionales deberían entonces utilizar datos para orientar los cambios de política, la movilización de recursos y la orientación educativa para sus poblaciones.
Estos sistemas integrados son fundamentales para una intervención sanitaria digital exitosa, pero es difícil iniciarlos y configurarlos con éxito durante una pandemia. Incluso en circunstancias normales, armonizar a todas las partes interesadas mediante herramientas y datos digitales y actuar rápidamente en función de esos datos no es una tarea sencilla; y sin un sistema existente ni un sistema de supervisión establecido, tales hazañas parecen casi insuperables.
Por otro lado, agregar módulos a un sistema digital ya integrado representa una desviación mucho menos desalentadora de las operaciones normales. Por lo tanto, es fundamental tratar la salud digital como parte de un sistema de salud sólido e invertir en la infraestructura, el desarrollo de capacidades y el entorno político necesarios para que un sistema digital tenga éxito.
Conclusión clave: Invertir en esfuerzos de fortalecimiento de los sistemas de salud a largo plazo, lo que resultará en sistemas de salud responsivos y resilientes.
La Necesidad de una Visión Holística de la salud digital
Sí, la integración efectiva de la tecnología en los sistemas de salud es compleja, pero existe una necesidad crítica de mirar más allá de la “aplicación” o la “solución” hacia un enfoque más holístico. Para hacer esto, los gobiernos y las organizaciones asociadas deben considerar factores como:
- Un diseño tecnológico eficaz que se adapte al contexto y la necesidad local;
- Los cambios de comportamiento y sistemas humanos que permiten la introducción de tecnología de la manera más útil para todos los interesados;
- Las políticas que formalizan el compromiso del gobierno con los sistemas digitales; y
- Los procesos de creación de capacidad en curso que ayudan a los gobiernos a poseer sistemas digitales y maximizar el potencial que tienen.
La tecnología es parte de esta ecuación multifacética, pero es solo una parte. Cuando todos adoptamos una visión holística e integral de la tecnología digital, podemos crear un cambio real y duradero, permitiendo que los sistemas de salud se vuelvan más resilientes y responsivos ante un brote global, tanto para minimizar el daño de una pandemia como para garantizar la ininterrumpida prestación de servicios de salud esenciales.
Críticamente, sin embargo, es fundamental que estas consideraciones se aborden antes del inicio de una pandemia. Solo entonces los sistemas de salud podrán construir una base lo suficientemente sólida para resistir la inmensa tensión de una gran crisis de salud pública como el COVID-19. Si podemos colaborar en nuestros esfuerzos, ser holísticos en nuestro enfoque y urgentes en nuestra respuesta, podemos hacer más que simplemente introducir tecnología de vanguardia: podemos hacer que funcione para todos y, en última instancia, mejorar la salud y el bienestar en todo el mundo.
Erica Layer, es CEO de D-tree International y este artículo fue originalmente publicado como Digital Spark #5: Implementing responsive digital health systems: Lessons from COVID-19
Artículo publicado en inglés en ICT Works en https://www.ictworks.org/lessons-learned-implementing-responsive-digital-health-systems-covid-19
Traducción al español por Daniel Otzoy para la Red Centroamericana de Informática en Salud con la autorización de ICT Works
Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad exclusiva del autor o los autores y no representan necesariamente la posición de la Junta Directiva y del Equipo Coordinador de la Red Centroamericana de Informática en Salud.