Por: Daniel Otzoy
El 2021 ha sido un año complejo en términos de salud en América Latina debido a la pandemia de COVID-19, tanto por el impacto que ha tenido en los servicios de salud en la mayoría de países, los cuales se han visto colapsados ante el incremento de casos, mayormente en la tercera ola de la epidemia, y con la limitación de, en un primer momento, obtener vacunas para satisfacer la demanda de la población y, en una segunda instancia, contener y mitigar los importantes brotes de infodemia en contra de la aplicación de las mismas.
En Centroamérica, Guatemala es el país con más casos reportados (8 en ALC1), seguido por Costa Rica (9 en ALC) y en tercer puesto Panamá (12 en ALC), siguiendo la misma tendencia de los países más afectados por la crisis sanitaria: Colapso de hospitales, insuficientes profesionales de la salud, etc. Lo anterior, sumado a la crisis económica, incremento en las tasas de violencia y la brechas de equidad cada vez más profundas, hacen de la subregión uno de los lugares más complejos a nivel mundial.
Transformación Digital en Salud
Tal como se ha vivido a nivel global, la pandemia de COVID-19 ha acelerado la adopción de tecnologías digitales en el sector salud con una especial intensidad al inicio de la crisis sanitaria en el 2020, y una segunda “ola” con las vacunas. Los países centroamericanos no han sido la excepción y, como ha sucedido también a nivel mundial, aquellos países que ya venían en un proceso ordenado de transformación digital (no exclusivamente en salud) a través de sólidas estrategias de gobierno digital, fortalecimiento la gobernanza necesaria y los marcos regulatorios correspondientes, han presentando mejores resultados. Hacemos un breve análisis a continuación de las lecciones aprendidas durante el 2021 en la subregión centroamericana desde una visión holística de la transformación digital en salud.
• Gobernanza, regulación y cumplimiento. Se han adoptado muchas estrategias digitales en salud pública, algunos programas de salud pública y en la atención en salud, pero muchas de estas intervenciones carecen aún del marco de gobernanza necesario para garantizar la normatividad, regulación y sostenibilidad necesarias para que las estrategias tengan un impacto, sean escalables (mucho se ha quedado en pilotos) y que se pueda dar el mantenimiento en el tiempo a través de la inversión nacional adecuada. Ninguno de los países centroamericanos cuenta con una estrategia de salud digital nacional vigente, lo cual es un reflejo claro de lo antes mencionado.
No obstante, podemos destacar como pasos importantes de mejora en esta materia durante el 2021, la implementación del índice global de salud digital en Costa Rica y El Salvador (pendiente de publicación) y el resto de Centroamérica con apoyo de la RECAINSA o la evaluación de madurez de los sistemas de información para la salud (IS4H) realizados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
• Datos, procesos y estándares. Muchas de las intervenciones digitales durante la pandemia han sido sobre los mismos modelos de atención, salvo la atención de urgencias asociadas a la epidemia, por lo cual hemos visto como aplicaciones mejor o peor desarrolladas no logran calzar y son desechadas fácilmente y reemplazadas por las clásicas hojas electrónicas, tan prácticas como vulnerables. Existe una ausencia de estándares para la codificación, interoperabilidad (técnica, semántica y organizacional) e integración de los datos para toma oportuna de decisiones, y también de buenas prácticas en cuanto a privacidad y seguridad de la información de los pacientes, incluyendo aspectos de bioética no regulados.
Aunque hay mucho trecho por recorrer en este tema, se han abiertos diálogos regionales importantes para la adopción de arquitecturas de datos mejor estructuradas, diseñadas para el intercambio de datos en salud, tanto a nivel nacional como en la subregión centroamericana. En ese sentido se ha iniciado un trabajo importante en la difusión de buenas prácticas sobre arquitectura empresarial y gestión de datos de salud, intercambio de información de salud e interoperabilidad basada en estándares.
• Capital humano y cultura digital. La brecha digital ha quedado evidenciada durante la adopción de soluciones de software en los trabajadores de los servicios públicos de salud pero también en la ciudadanía en general. La pandemia ha hecho posible la adquisición de soluciones de software gracias a la movilización de recursos financieros, sin embargo los paradigmas en los modelos de gestión y de operación dentro del sector salud no han sido transformados, al menos de una forma integral.
Sin embargo, el hecho de que el problema sea bastante reconocido por algunos tomadores de decisiones, permite augurar que en el corto plazo podremos observar mayor oferta formativa a través de universidades centroamericanas y otras organizaciones. Ejemplo de ello es la revisión curricular que está llevando a cabo la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica, o el Programa de Formación Mujeres Líderes en Salud Digital de la RECAINSA.
Intencionalmente no abordamos el tema de tecnologías digitales porque consideramos que hay demasiada dinámica en la adopción de aplicaciones en una primera instancia para la rastreo, identificación y seguimiento de casos, y en 2021 con las soluciones de software para el registro de la vacunación, incluyendo los aspectos de la cadena de abastecimiento y monitoreo de los eventos adversos, entre otros.
El 2022, a pesar de los grandes retos, promete aspectos interesantes a seguir como es la adopción regional del índice global de salud digital, la aplicación de los 8 principios rectores de la transformación digital del sector salud o la potencial creación de un capítulo centroamericano de HL7. Estén atentos, COMING SOON.
Las opiniones expresadas Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad exclusiva del autor o los autores y no representan necesariamente la posición de la Junta Directiva y del Equipo Coordinador de la Red Centroamericana de Informática en Salud.
Este artículo ha sido publicado originalmente en la Revista Digital E-Health Reporter Latinoamérica Vol. 2 de diciembre 2021 y puede ser consultado en este vínculo.