La situación de pandemia por Covid-19 que actualmente nos atraviesa, plantea algunos interrogantes que nos implican desde diferentes ámbitos de nuestra vida cotidiana, entre ellos, el del cuidado de la salud en general, y el de la salud mental en particular.
La recomendación del aislamiento social preventivo dada por el Estado en cada uno de los países involucrados, y sostenida por la sociedad misma en el lema #quedateencasa, produce un impacto emocional relevante en la subjetividad, con efectos ineludibles, comunes y propios, sociales e individuales, y nos enfrenta a un malestar intempestivo.
El confinamiento en casa asume la finalidad de evitar contagios y la propagación de la enfermedad a gran escala, no obstante, la Asociación Americana de Psicología (APA), refiere que transitar los días de cuarentena con recursos y contacto social limitados puede generar la aparición de miedo a enfermarse, miedo a morir, miedo a no poder proteger a familiares y seres queridos, depresión, frustración, ira, irritabilidad, ansiedad, preocupación, alteraciones del sueño y de la alimentación, y un grado considerable de estrés en las personas. La posibilidad de perder el medio de vida habitual, las limitaciones en la actividad laboral, el temor a ser despedido del trabajo, el impedimento de salir a divertirse, se transforman en situaciones que pueden inducir sentimientos de impotencia, soledad y aburrimiento, condicionando un malestar general del que es oportuno y necesario ocuparse en cuanto a salud mental se refiere.
Por otra parte, y si pensamos con miras al futuro próximo, esta situación de emergencia sanitaria también puede manifestar consecuencias emocionales dentro de los grupos sociales y familiares, y también a nivel individual, como por ejemplo:
- El deterioro de las relaciones interpersonales.
- El quebranto de las dinámicas de vida locales.
- La estigmatización hacia los pacientes contagiados y hacia los profesionales de la salud que los asisten.
- El enojo y el descontento hacia los gobiernos.
- La desconfianza hacia la información que se transmite desde el gobierno y los medios de comunicación.
- La caída de la presencia de un futuro.
- La dificultad para sostener proyectos de vida.
- La necesidad de elaborar un duelo por el estilo de vida perdido.
- La posibilidad de la muerte como amenaza.
Estos son sólo algunos de los efectos en salud mental que podemos encontrar en la situación de emergencia sanitaria que caracteriza nuestras vidas hoy, y que se derivan del aislamiento social como medida de cuidado y prevención; lo apropiado en este contexto es realizar intervenciones psicológicas tempranas y de ese modo evitar que estos síntomas deriven en problemas psicopatológicos más tarde.
En este marco, la psicoterapia online entendida como la prestación de servicios psicológicos a distancia a través de medios tecnológicos, aparece en escena como una modalidad oportuna para brindar asistencia a la población, y a la vez como un medio valioso al alcance de esta última, para el cuidado de su salud mental. Así, los beneficios y la utilidad que aporta este recurso en la situación de pandemia merecen ser resaltados:
- Constituye una alternativa que facilita la atención psicológica a un mayor número de personas.
- Permite la asistencia psicológica sin desplazamientos, lo que reduce el riesgo de contagio por Covid-19.
- Le brinda a la personas la oportunidad de contar con asistencia en un entorno familiar y seguro, lo que puede favorecer la dinámica de la consulta.
- Confiere mayor flexibilidad horaria a la hora de programar la consulta.
- Facilita el acceso a la atención a personas con movilidad reducida.
- Contempla la atención a pacientes que estén en periodo de cuarentena con diagnóstico positivo en coronavirus.
- Da mayor agilidad para programar una consulta.
- Facilita la gestión y coordinación del tiempo con otras tareas.
- Evita cancelar o posponer sesiones si no es posible hacerlas presencialmente.
- Posibilita sostener un espacio terapéutico seguro y estable en el transcurso del tiempo, a pesar de las restricciones sanitarias que se vayan adoptando o de la extensión del período de aislamiento social que se vaya dando.
- La terapia on line que se lleva a cabo teniendo en cuenta las recomendaciones y protocolos de acción propios, establecidos en base a evidencia científica, cuenta con proyección de resultados favorables para las personas que consultan.
- Otorga a las personas un espacio de contención profesional del impacto emocional producto del confinamiento.
Además de lo expuesto hasta aquí, cabe mencionar que también nos encontramos con ciertas problemáticas emocionales y psicopatológicas de base en algunos individuos, a las que este impacto potencia, condiciona y entrelaza, generando aún mayor complejidad y dificultades que hacen ineludible la atención y asistencia psicológica; en algunos casos, resulta pertinente el abordaje de los mismos a través de la psicoterapia on line observando los criterios de exclusión e incorporando cierta flexibilidad necesaria en esta situación donde el encuentro presencial con el otro queda en un espacio limitado y restringido.
Sin dudas, la urgencia de esta situación sanitaria a nivel mundial, acelera etapas en el plano de la transformación digital de la sociedad y el ámbito de la salud mental no queda exceptuado en esta realidad. No obstante, resulta posible que tecnología y asistencia psicológica vayan de la mano, transiten un proceso de innovación y evolución, a la vez que permitan el ocuparse del bienestar de las personas, del proceso salud-enfermedad y de promover una mejor calidad de vida en individuos y comunidades.
Claudia Carina Oviedo es licenciada en psicología y Directora en Latinoamérica en We Doctor
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor y no reflejan necesariamente la posición de la Junta Directiva y del Equipo Coordinador de la Red Centroamericana en Informática en Salud.