Por Carina Oviedo
El pasado año 2020 estuvo atravesado por la crisis sanitaria debida al Covid-19 trayendo consigo, como bien hemos experimentado, la aceleración del proceso de transformación digital en materia de salud. Así, el paradigma tradicional de la asistencia en este ámbito, se vio transmutado a un escenario en el que la tecnología se sumó como un elemento necesario.
En este contexto, la salud mental ocupa un lugar de relevancia debido al impacto de la crisis sanitaria y de los efectos a nivel social, individual y económico que la misma ha generado; más que nunca queda en evidencia que no hay salud sin salud mental y que ocuparse de su promoción y desarrollo debe ser una prioridad para el ámbito público y privado.
La asistencia a distancia en salud mental se inició hace muchos años, sin embargo fue en este período donde alcanzó gran crecimiento en algunas regiones. La innovación se hizo presente como el recurso más viable en el sostenimiento de una rutina que permita acceder al bienestar emocional.
Premisas tales como “nueva normalidad” y “cambios que han venido para quedarse” nos remiten al hecho de que aún queda mucha tarea por llevar a cabo en salud mental digital, y sin quitar mérito a los desarrollos realizado hasta el momento, podemos estimar algunas tendencias en este ámbito para el año que transitamos con base en las necesidades que se van manifestando en los usuarios, y en la jerarquización de la práctica misma:
- Mayor expansión de la teleconsulta y teleasistencia a partir de las ventajas que han demostrado.
- Evolución de la transformación digital en este ámbito representada por nuevas necesidades que requieren nuevas respuestas.
- Realización de nuevas investigaciones que beneficien a la sociedad en su conjunto, aportando nuevos conocimientos sobre la realidad.
- Formación del recurso humano que posibilite la adquisición de competencias para el ejercicio profesional ético y responsable.
- La necesidad de la seguridad de la información de los usuarios de servicios de salud mental mediados por tecnologías, a través de la protección de la misma o Ciberseguridad.
- La continuidad del desarrollo de herramientas digitales con funcionalidades que contemplen las necesidades de los usuarios, la accesibilidad y la pertinencia para el desarrollo adecuado de la teleconsulta y el abordaje de las diferentes problemáticas individuales y sociales.
- El incremento de aplicaciones basadas en inteligencia artificial que ayudan en el diagnóstico, tratamiento y monitorización de algunas enfermedades de gran impacto en la salud mental de la sociedad.
- El aumento del uso de la realidad virtual en entornos clínicos para tratar una amplia gama de problemas cognitivos, emocionales y motores en diversos trastornos psicológicos y psiquiátricos.
- La mayor implementación de Big Data para mejorar las prestaciones en salud mental digital, en base al diagnóstico y tratamiento de diferentes problemáticas y a su capacidad de proporcionar servicios personalizados mediante la detección en tiempo real y la adecuación de los tratamientos.
- El fortalecimiento de la salud mental laboral a partir del crecimiento del teletrabajo y los avances que se hacen ineludibles en su regulación.
- La puesta en marcha de estrategias de prevención y promoción de la salud respecto de los efectos de la hiperconexión como modalidad de comunicación derivada del uso de la tecnología.
- La investigación que permita pautas de abordaje adecuadas de las “nuevas patologías” en un escenario tecnológico cada vez más creciente.
- El requerimiento en la población de abordar los efectos emocionales y el impacto en la salud mental de la pandemia por Covid-19.
- La necesidad de mayores avances en una regulación legal específica en salud mental digital, que permita establecer parámetros más concretos para el accionar de los profesionales y de los usuarios de la atención mediada por tecnologías.
Por último, resulta evidente que las nociones de evolución, innovación y proceso están enlazadas. La transformación digital en salud mental debe centrarse en los usuarios y responder a las carencias que se van manifestando; la incorporación de las tecnologías en este ámbito no puede dejar de lado la concepción de sujeto que lo atraviesa, y quizá esta sea la tendencia más trascendente que deba guiar el camino futuro.
“Mejor que renuncie quien no puede unir a su horizonte la subjetividad de su época.”
Jacques Lacan
Claudia Carina Oviedo es especialista en salud mental y salud mental digital, es miembro del Capítulo de Salud Mental Digital de la Asociación Argentina de Salud Mental y miembro de la Comisión de Salud Mental Digital de la Red Centroamericana de Informática en Salud
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor y no reflejan necesariamente la opinión de la Junta Directiva y del Equipo Coordinador de la Red Centroamericana en Informática en Salud.