Aportes de la Transformación Digital a la Prevención del Suicidio

Por: Claudia Carina Oviedo  Edición: Joseline Carias Galeano 

El suicidio es una problemática de salud pública de gran magnitud, no obstante, aún no recibe la atención necesaria. Cada caso de suicidio reviste efectos irreversibles y graves no sólo a nivel individual, sino también a nivel familiar y social. Cada año, más de 700 mil personas se quitan la vida tras múltiples intentos de suicidio, lo que representa una muerte cada 40 segundos. 

El Día Mundial de la Prevención del Suicidio, que se conmemora el 10 de septiembre de cada año, es promovido por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el objeto de crear conciencia respecto de la importancia de su prevención. La temática de este año 2022 es “Crear esperanza a través de la acción”, que expresa la necesidad de acciones conjuntas y colaborativas para abordar esta problemática.

Fuente: Youtube Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP)

Datos claves para la región de las Américas

  • Se informó un promedio de 81,746 muertes por suicidio al año entre 2010 y 2014, siendo la tasa de suicidio en América del Norte y el Caribe no hispano superior a la tasa regional.
  • Aproximadamente el 79% de los suicidios en la región ocurren en hombres. La tasa de suicidio ajustada por edad entre los varones es más de tres veces superior a la de las mujeres.
  • El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas. Las personas de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta de la Región, seguidas por las de 70 años o más.
  • En 2019, 97.339 personas murieron por suicidio en la Región de las Américas, y se estima que 20 veces ese número puede haber realizado intentos de suicidio.
  • La asfixia, las armas de fuego, la intoxicación con drogas y alcohol y el envenenamiento con plaguicidas y productos químicos son los métodos más utilizados en el suicidio, que representan el 91% de todos los suicidios en la región.

Las conductas suicidas son muy complejas y en su abordaje podemos considerar como punto de partida el identificar los factores de riesgo y de protección. Estos factores suelen actuar de forma acumulativa para incrementar la vulnerabilidad de las personas a la conducta suicida. Aunque es sabida la relación existente entre el suicidio y los trastornos mentales, muchos de ellos también se dan de forma espontánea e impulsiva en momentos de crisis.

Por otro lado, entre los factores de protección podemos mencionar relaciones personales sólidas, las creencias religiosas o espirituales y las estrategias de afrontamiento y prácticas de bienestar positivas. Aminorar los factores de riesgo y potenciar los factores de protección pueden reducir de manera significativa la tasa de suicidio.

Esperanza a través de la acción

El estigma social y la falta de conciencia siguen siendo las principales barreras para la búsqueda de ayuda, lo que pone de relieve la necesidad de campañas de promoción y prevención en el ámbito de la salud mental.

Además del padecimiento de trastornos mentales los momentos de crisis, la dificultad para afrontar las tensiones de la vida, enfermedades crónicas, las experiencias relacionadas con conflictos, desastres, violencia, abusos, pérdidas y sensación de aislamiento, están estrechamente ligadas a conductas suicidas. Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo, los refugiados y migrantes; las comunidades indígenas; comunidad LGTBIQ+ y las personas privadas de la libertad. 

No obstante, existen medidas que se pueden adoptar para prevenir el suicidio y los intentos de cometerlo:

  • Restricción del acceso a los medios de suicidio.
  • Difusión de información responsable por parte de los medios de comunicación.
  • Las intervenciones escolares.
  • Políticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol;
  • Identificación oportuna, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo.
  • Capacitación de personal sanitario no especializado en la evaluación y gestión de conductas suicidas.
  • Seguimiento de la atención brindada a personas que intentaron suicidarse.

El suicidio es un problema complejo y las actividades de prevención requieren acciones abarcativas e integradas, además del trabajo coordinado del sector público, privado y de organizaciones de la sociedad civil.

¿Puede la tecnología ayudar a prevenir el suicidio?

Por otro lado, y dado que aproximadamente el ochenta y cinco por ciento de la población mundial cuenta con acceso a la red y más de cinco mil millones de personas tienen una suscripción de telefonía móvil, las intervenciones digitales en salud mental, los programas en línea y las aplicaciones para teléfonos móviles se han planteado como un mecanismo mediante el cual se puede mejorar la accesibilidad a los tratamientos efectivos para las autolesiones y la ideación suicida.

Estas intervenciones mediadas por tecnologías también pueden colaborar en la superación de las barreras que impiden que quienes se autolesionan accedan a los servicios de salud, puede favorecer el desarrollo de sistemas de soporte de decisión clínica y apoyar el cambio conductual en las personas, por ejemplo, a través de la terapia de resolución de problemas, monitoreo del estado de ánimo, evaluación de síntomas, psicoeducación y evaluación del progreso terapéutico entre otras.  

Entre las experiencias respaldadas por evidencia científica, podemos mencionar a CALMA una aplicación móvil desarrollada en el año 2017 por un grupo de investigadores argentinos que utiliza herramientas basadas en la terapia dialéctica conductual para el manejo de situaciones de crisis y prevenir  el suicidio, además de promover actividades tendientes a reducir la vulnerabilidad del sujeto evitando la aparición de nuevas crisis y brindando contenidos de psicoeducación acerca del suicido y su prevención.

Otro ejemplo es la línea de atención en crisis vivencial y online que ofrece la ONG Último Recurso de Uruguay, brindando psicoterapia focalizada, suicidológica y tratamiento a sobrevivientes de suicidio.

Así, la transformación digital con los diferentes recursos y herramientas que aporta emerge como un medio eficaz y prometedor para favorecer el alcance, la accesibilidad y la promoción de la salud mental en la sociedad, como así también brindar la asistencia oportuna en el escenario de una manera diferente de pensar-nos y cuidar-nos.

Claudia Carina Oviedo es Licenciada  en Psicología, Directora Ejecutiva  en  Salud Mental Digital y es Co-coordinadora de la  Comisión de Salud Mental Digital de RECAINSA – ONG. 

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor y no reflejan necesariamente la opinión de la Junta Directiva y del Equipo Coordinador de  RECAINSA ONG.

3 Comments

  1. Responder

    Excelente, el uso de las tecnologías como de cualquier cosa en la vida puede beneficiarnos o perjudicarnos, todo dependerá de cómo hagamos uso de ello. Saludos

  2. Silvia Ruiz

    Responder

    Podemos pensar para la promociòn prevenciòn del suicidio es necesario detectar indicadores en las conductas, habitos, creencias que no sean conducentes a una calidad de vida y de salud mental apropiadas. Esto permitira crear factores fortalecedores que ayuden al sujeto afectado

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